Timbú - Marsupial brasileño

Timbú - Marsupial brasileño

Éste animal juega un papel fundamental en el Ecosistema

El Dipelphis Albiventris, conocido por nosotros como Timbú, también tiene otros nombres según la región.

Él fue el primer animal del Nuevo Mundo, conocido en Europa, “según los análisis de la Historia de América a través de Vicente Yañez Pinzón, por el año 1500”.

Por pertenecer a la categoría de los Marsupiales, tiene como característica en las hembras la presencia de una abertura ventral, en forma de bolsa, con dos filas de mamas en su interior, adonde se dirigen a través del pelaje de la madre los pequeños e inmaduros timbucitos, que nacen sin pelos y con hasta un centímetro de altura. Estos pequeñitos, quedan dentro del marsupio por aproximadamente 4 meses, alimentándose y creciendo hasta que el marsupio no consiga más contenerlos; después de esto, la madre pasa a cargarlos encantadoramente en su dorso.

Integrantes de la familia: Didelphidae, tienen dedos de oposición como nuestros pulgares, estos son bien separados de los otros dedos, así consiguen manipular fácilmente sus alimentos.

El timbú adulto llega a medir unos 45 a 50 centímetros de altura. Poseen un pelaje muy vistoso, grisáceo y compuesto por los pelos negros mayores y pelos blancos debajo de ellos. Los más jóvenes tienen un color más oscuro y los más viejos más blancos.

La cola mide unos 37 cm, es gruesa y afilada, desprovista de pelos y los ayuda en el desplazamiento por los árboles.

Poseen un cuello grueso y fuerte. La cabeza es grande, compuesta por tres rayas negras, una en cada ojo y otra central, dando un aspecto de máscara, el hocico es alargado y rosado. Sus orejas son cubiertas de pelos blancos, con sus bases oscuras.

Estos bichitos son de hábitos nocturnos y comen casi todo: raíces, frutas, insectos, huevos, moluscos, cangrejos, lagartijas y también se alimentan de serpientes, siendo el timbú resistente al veneno de las mismas. El menú de ellos es tan amplio y variado, no producen un impacto negativo al ecosistema, por el contrario, ayudan a controlar el número de serpientes y de insectos.

El timbú no es un animal agresivo, pero tampoco es dócil. Tímido por naturaleza, de movimientos lentos, por eso que son tan vulnerables. Antes de cualquier amenaza siempre irán a optar por huir o hacerse los muertos, el acto más amenazador que consiguen es mostrar los dientes o gruñir. Son famosos por el hedor que es producido por las glándulas axilares siendo utilizado como defensa y en la época de celo para atraer a sus posibles parejas.

Poseen pocos enemigos naturales, entre ellos el “gato do mato” (Leopardus spp.) y nosotros, los humanos.

Pueden transmitir enfermedades como: rabia, leptospirosis, diferentes verminosis, etc.

Una buena medida de higiene es lavar balcones con lavandina y sellar los espacios entre los muros y techos de las casas, para evitar que los timbus, ratas y murciélagos construyan sus nidos entre el forro del techo y los tejados.

Si usted recibe la visita de estos marsupiales en su casa, recuerde que ellos no son intrusos, simplemente están buscando alimento y siempre hacen eso.

Lamentablemente, su hábitat natural está siendo disminuido por cuenta del aumento del número de casas, condominios y demás construcciones.

El progreso es inevitable, pero es nuestro deber tener compasión y respeto por los habitantes naturales de la región, donde cada uno de ellos tiene un papel importante en la conservación del delicado equilibrio del ecosistema y donde todos sufren las consecuencias cuando este equilibrio se pierde.

En vez de llegar como conquistadores implacables, debemos comportarnos con más compasión por la vida y el respeto a nuestro medio ambiente.

 

Por Cecilia Tito, Veterinaria. Texto originalmente publicado en la Revista Bora - edición 11 - Abr/May 2015




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